Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de ésta una cosa vergonzosa.

Gilles Deleuze,
Nietzsche y la filosofía

jueves, 18 de marzo de 2010

La filosofía como racionalidad teórica.


VERDAD COMO IDENTIDAD (relaciones de ideas)

juicios analíticos a priori -relación necesaria y previa a la experiencia.


Después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera y cierta, pues ya que acababa de encontrar una que sabía que lo era pensé que debía saber también en qué consiste esa certeza.

Y habiendo observado que en la proposición: “yo pienso, luego soy”, no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir esta regla general: que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, pero que sólo hay alguna dificultad en advertir bien cuáles son las que concebimos distintamente.

Descartes, R., Discurso del Método.


VERDAD COMO CORRESPONDENCIA (Cuestiones de facticidad)

juicios sintéticos a posteriori -relación contingente y requiere la experiencia.


Parece evidente que si no hubiera creencias no podría haber falsedad, ni verdad, en el sentido en que la verdad es correlativa de la falsedad.

Si Imaginamos un mundo de pura materia, en este mundo no podría haber lugar para la falsedad, y aunque contuviera lo que podemos denominar “hechos”, no contendría algo verdadero, en el sentido en que lo verdadero es de la misma especie que lo falso.

En efecto: la verdad y la falsedad son propiedades de las creencias y de las afirmaciones; por consiguiente, un mundo de pura materia, puesto que no contendría creencias ni afirmaciones, no contendría tampoco verdad ni falsedad. Pero, contra lo que acabamos de decir, es preciso observar que la verdad o falsedad de la creencia dependen siempre de algo que es exterior a la creencia misma.

Así, aunque la verdad y la falsedad sean propiedades de las creencias, son propiedades que dependen de la relación de las creencias con otras cosas, no de ciertas cualidades internas de las creencias, lo que nos lleva a la adopción del punto de vista -el más común entre los filósofos- según el cual la verdad consiste en una cierta forma de correspondencia entre la creencia y el hecho.

Russell, B., Los problemas de la filosofía.

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