Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de ésta una cosa vergonzosa.

Gilles Deleuze,
Nietzsche y la filosofía

jueves, 22 de abril de 2010

Los límites del Estado y el ciudadano - la libertad sin límites carece de sentido.


¿DEBEMOS OBEDECER LEYES INJUSTAS?

UN ROTUNDO SÍ.

Pero si una ley pública es legítima y, por consiguiente, irreprochable (irreprensible) desde el punto de vista del derecho, están también ligadas a ella la facultad de coaccionar y, por el otro lado, la prohibición de oponerse a la voluntad del legislador, incluso aunque no sea de obra, es decir, el poder que en el Estado da efectividad a la ley no admite resistencia (es irresistible), y no hay comunidad jurídicamente constituida sin tal poder, sin un poder que eche por tierra toda resistencia interior, pues ésta acontecería conforme a una máxima que, universalizada, destruiría toda constitución civil, aniquilando el único estado en que los hombres pueden poseer derechos en general.
De ahí se sigue que toda oposición contra el supremo poder del legislativo, toda incitación que haga pasar a la acción el descontento de los súbditos, todo levantamiento que estalle en rebelión, es el delito supremo y más punible en una comunidad, porque destruye sus fundamentos. Y esta prohibición es incondicionada, de suerte que, aun cuando aquel poder o su agente –el jefe de Estado- haya llegado a violar el contrato originario y a perder con eso, ante los ojos del súbdito, el derecho a ser legislador por autorizar al gobierno para que proceda de modo absolutamente despótico (tiránico), a pesar de todo sigue sin estar permitida al súbdito ninguna oposición a título de contraviolencia.

Immanuel Kant (1724-1804), En torno al tópico: tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica (1793)


UN ROTUNDO NO.

Pero, para hablar con sentido práctico y como ciudadano, a diferencia de los que se autodenominan contrarios a la existencia de un gobierno, solicito, no que desaparezca el gobierno inmediatamente, sino un mejor gobierno de inmediato. Dejemos que cada hombre manifieste qué tipo de gobierno tendría su confianza y ése sería un primer paso en su consecución.
Después de todo, la auténtica razón de que, cuando el poder está en manos del pueblo, la mayoría acceda al gobierno y se mantenga en él por un largo período, no es porque posean la verdad ni porque la minoría lo considere más justo, sino porque físicamente son los más fuertes. Pero un gobierno en el que la mayoría decida en todos los temas no puede funcionar con justicia, al menos tal como entienden los hombres la justicia. ¿Acaso no puede existir un gobierno donde la mayoría no decida virtualmente lo que está bien o mal, sino que sea la conciencia? ¿Donde la mayoría decida sólo en aquellos temas en los que sea aplicable la norma de conveniencia? ¿Debe el ciudadano someter su conciencia al legislador por un solo instante, aunque sea en la mínima medida? Entonces, ¿para qué tiene cada hombre su conciencia? Yo creo que debiéramos ser hombres primero y ciudadanos después. Lo deseable no es cultivar el respeto por la ley, sino por la justicia. La única obligación que tengo derecho a asumir es la de hacer en cada momento lo que crea justo. Se ha dicho y con razón que una sociedad mercantil no tiene conciencia; pero una sociedad formada por hombres con conciencia es una sociedad con conciencia. La ley nunca hizo a los hombres más justos y, debido al respeto que les infunde, incluso los bienintencionados se convierten a diario en agentes de la injusticia. [...]
Deposita todo tu voto, no sólo una papeleta, sino toda tu influencia. Una minoría no tiene ningún poder mientras se aviene a la voluntad de la mayoría: en ese caso ni siquiera es una minoría. Pero cuando se opone con todas sus fuerzas es imparable. Si las alternativas son encerrar a los justos en prisión o renunciar a la guerra y a la esclavitud, el Estado no dudará cuál elegir. Si mil hombres dejaran de pagar sus impuestos este año, tal medida no sería ni violenta ni cruel, mientras si los pagan, se capacita al Estado para cometer actos de violencia y derramar la sangre de los inocentes. Ésta es la definición de una revolución pacífica, si tal es posible.

Henry David Thoreau (1817-1862), Desobediencia Civil (1849).

1 comentario:

lucia olaya 1º bat dijo...

Kant nos dice que para que pueda subsistir un estado en el que los hombres puedan poseer derechos es imprescindible dotar a las leyes de un poder que pueda anular cualquier levantamiento de sus súbditos, aunque estos procedan de una norma moral y solo atente contra una de sus leyes, por ejemplo si en el estado esta instaurada la pena de muerte ninguno de los súbditos puede luchar contra esa ley aunque no le parezca ético y si esto sucediera debería ser el mayor delito que se pueda cometer en el estado y el que mas duramente se ha de castigar pues si se acepta esta protesta también se acepta en el fondo el origen de la protesta que puede ser que la moral de cada uno ha de ser respetada y si se universaliza esta afirmación cualquier código de normas social queda destruido y por tanto el único estado en el que los hombres poseen derechos.
Por tanto según los argumentos de Kant rotundamente deberíamos aceptar leyes injustas
Pero para Thoreau no deberíamos aceptar leyes injustas, este cree que si la mayoría gobierna no es porque posean la verdad sino porque son físicamente mas fuertes (como en el simil del navío de Platon, en el que la tripulación se amotina contra el capitán y toma el mando) cree que la sociedad no debe funcionar con las leyes universales del estado sino con las leyes que cada uno se imponga a través de su conciencia, pero en mi opinión esto, como el comunismo, se basa en el principio de que el hombre es bueno por naturaleza, y obviamente no lo es, por eso como bien dice el titulo del libro de Kant “tal vez esto sea correcto en teoría, pero no vale para la practica”, pienso que esta idea solo es una utopía.
En mi opinión Kant se acerca mas a la realidad, pienso en parte como Kant pero creo que debe haber un límite en las leyes, creo que ningún déspota debe violar los acuerdos y gobernar a sus anchas durante décadas, creo firmemente en la democracia y en esforzarnos para acercarnos lo máximo posible a la virtud, que no es mas que el termino medio como decia aristoteles.

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