Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de ésta una cosa vergonzosa.

Gilles Deleuze,
Nietzsche y la filosofía

lunes, 17 de mayo de 2010

O no se sueña o se sueña de manera interesante – y hay que aprender a estar despierto de la misma forma.

Origen de la lógica.

¿De dónde surgió la lógica en la cabeza de los hombres? Sin duda de lo ilógico, cuyo campo debió ser inmenso en los orígenes. Mas innumerables seres que razonaban de un modo diferente a como nosotros razonamos ahora sucumbieron: ¡lo cual no excluye, a pesar de eso, que su modo de razonar fuera más verdadero! Quien, por ejemplo, no sabía discernir con bastante frecuencia lo idéntico respecto a su alimento o a los animales que eran peligrosos para él; quien, por lo tanto, era demasiado lento para clasificar o demasiado minucioso en la clasificación tenía menos oportunidades de sobrevivir que quien ante todo lo parecido deducía lo idéntico entre todas las clases de realidades semejantes. Pero la tendencia predominante a considerar la semejanza como lo idéntico –tendencia ilógica, pues no hay nada que sea idéntico en sí–, esa tendencia, digo, creó el fundamento mismo de la lógica. Asimismo, para que pudiera desarrollarse el concepto de sustancia, que es indispensable en lógica, aunque, en rigor, no se corresponde con ninguna realidad, fue preciso que durante mucho tiempo no se viera ni se sintiese lo mudable en las cosas; los seres no dotados de una visión precisa tenían ventaja sobre quienes percibían todas las cosas inmersas en un flujo perpetuo. Estrictamente hablando todo alto grado de cautela en la deducción, toda tendencia escéptica, entraña un grave peligro para la vida. No existirían hoy seres vivientes si no hubiese sido desarrollada poderosamente la tendencia a asentir, antes que a suspender el juicio, a errar e inventar, antes que a esperar, a afirmar, antes que a negar, a juzgar, antes que a ser justo. El curso de los pensamientos y de las conclusiones lógicas que se da en nuestro cerebro actual corresponde a un proceso y a una lucha de impulsos que individualmente considerados son en sí mismos sumamente ilógicos e injustos; normalmente sólo percibimos los resultados de esta lucha: tan rápida y ocultamente funciona ahora este viejísimo mecanismo dentro de nosotros.


 
 


 §121. 
La vida no es un argumento.

Hemos construido un mundo en el que podemos vivir: suponiendo cuerpos, líneas, planos, causas y efectos, movimiento y reposo, forma y contenido; sin esos artículos de fe, ¡nadie soportaría vivir hoy! Pero no por ello son algo demostrado. La vida no es un argumento; entre las premisas de la vida bien podría figurar el error.

Escepticismo último.

¿Qué son, en definitiva, las verdades del hombre? - Son los errores irrefutables del hombre.

Friedrich Nietzsche, La gaya ciencia (la ciencia jovial) 1882.

No hay comentarios:

Publicar un comentario